Nosotros dos by Xavier Bosch

Nosotros dos by Xavier Bosch

autor:Xavier Bosch [Bosch, Xavier]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 2017-03-14T04:00:00+00:00


16

HE JUGADO A LA RULETA RUSA

Pensó en ello un rato, mientras se daba una ducha. Y decidió que le contaría la verdad. Le podía haber dicho a Míriam que se iba dos días a Londres, para despejarse. O le podía haber comentado que iba para olvidar el disgusto de la venta del Rafaeli, o que se marchaba para no enfrentarse a su padre o que iba a una reunión para negociar con un comprador que quizá estaría dispuesto a presentar una oferta mejor. O podía decirle, y Míriam se lo habría tragado, que se iba hoy y volvería mañana para huir de la pesada de la zia Mina y de sus primos, que ya habían llegado de Roma y no paraban de pedirle que los acompañara a los restaurantes más in de la ciudad y a los locales de moda de la noche de Barcelona. Le habría contado una bola y habría colado. Pero decidió que le diría la verdad. En esta ocasión, no tenía nada que ocultar.

—Pero ¿qué significa eso de que así, de repente, te vas a Londres? ¿Para ver a quién?

—Para ver a Laura. Me llamó. —Abrió las manos, como si no fuera culpa suya—. Me dijo que tenía un problema.

—¿Laura es la de la facultad?

—Sí.

—¿La de la peca?

—No sé si tiene una peca, Míriam.

—¿La que no vino a la boda?

—Sí, sí. Ya sabes quién es Laura.

—En foto, sí —le soltó, de paso.

Míriam, en bragas y sujetador y sin haberse quitado aún la toalla de la cabeza, estaba escogiendo la ropa para vestirse. Kim, a los pies de la cama, se estaba abrochando los zapatos. Hablaban sin mirarse; como todas las mañanas, iban al grano.

—¿Y qué le pasa que es tan urgente?

—No lo sé. Me pareció muy… —Kim buscó la palabra justa—. Muy angustiada.

—Pero ¿cuánto tiempo lleváis sin veros?

—¿Y qué? Si una amiga tiene un problema…

—¿Una amiga a la que no ves desde hace ocho o diez años? ¿Y ahora tantas prisas? Vamos, hombre…

—¿Tú no lo harías por un amigo?

—Ah. ¿Te ha pedido que vayas?

—No, no me lo ha pedido.

—Pero ¿ella sabe que vas para allá?

—No. No le he dicho nada… —Kim levantó los ojos y se encontró con la mirada recriminatoria de Míriam—. Que no, caray, no sabe que voy.

—Es que no entiendo que con el pollo que tienes montado aquí, con papá y el tío y Radisson, ahora decidas marcharte. Justo en este momento.

—Mujer, son dos días, no pasará nada…

—Pero que te vayas así, a la aventura, convendrás en que… —Míriam se quitó la toalla y se secó la nuca—, que no es muy propio de un señor ordenado y metódico como tú, que siempre tiene que tenerlo todo bajo control.

—No vayamos a enfadarnos ahora por eso.

—¿Quieres que te acompañe? Si sólo se trata de irse hoy y regresar mañana, ¿quieres que vaya contigo?

—Míriam…

Kim no se esperaba esa salida.

—¿Qué? Puedo arreglármelas con la tienda. Las empresarias tenemos esa libertad.

—Míriam… —Kim, de pie y con los zapatos puestos, le dio un beso en la frente—. Este papel no te pega.



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